Viaje en lancha dos motores fuera borda de 250 CV cada uno, al subir caras sonrientes, viaje a Floreana, isla a dos 2,5 horas. Viaje demoledor en lancha, vómitos, nauseas, y algo de miedo. A la media hora no sonreía nadie. Llegada con alivio, y pensando en la vuelta. Viaje a lo alto de la isla en chiva, lluvia fina, otro tipo de galápago, hay cuatro tipos cada uno de ellos en islas distintas. Historia de una familia de alemanes que se instaló en la isla. Mezcla de amores y venganzas, en parte final trágico con muerte incluida de la baronesa.
Excursión montañera entretenida, la hora de comer se hace rápidamente, excursión por mar con buceo de superficie incluido. Galápagos, lobos marinos, pinzones, iguanas de distintos colores, tortugas marinas rayas y pelícanos.
Hay que volver, nuevamente los mareos, nauseas y vómitos. Mañana a la Isabela
Viaje en las mismas condiciones que a la Floriana , lancha con dos motores de 300 CV, más que navegar parece que planea, esta vez voy protegido, dos pastillas de biodramina para el mareo, y a fe que han dado los resultados esperados.
La isla tiene las aceras asfaltadas, la calzada es de tierra, lo que da la sensación de ser uno de los pioneros que descubrieron las Galápago. Aquí nos enteramos que Galápagos es una palabra Española, silla de montar viene de galopar. Miro en el diccionario de la RAE , galápago tiene 18 acepciones.
Conglomerado de turistas en el hotel, un Brasileño recién acabada biología primera salida de casa como premio de fin de estudios, morriña y saudade a raudales que le hace mirar como volver a casa.
Israelí de vacaciones. Dice ser mayor del ejército. Me parece joven para el cargo. Se aparta del grupo cuando nos cuentan la historia de la cabra judas.
Un alemán solitario, y una pareja de recién casados totalmente desconectados de nosotros. Estaban colgados de una sonrisa permanente como las nieves del Chimborazo.
Excursión a pie al cráter del volcán, como es habitual el suelo está resbaladizo y una persistente garúa nos acompaña, en un momento el cráter, se apiada, y permite que lo veamos someramente.
La complicidad de pasar por los mismos resbalones y fijar la mirada en los mismos sitios, hace que la conversación sea fluida. En solidaridad con la francesa yo también pongo la rodilla en tierra, (en realidad creo que soy un caballero). La futura medico ecuatoriana se hace la remolona y el futuro médico ecuatoriano la anima para que no se retrase. Diana y Jairo son sus nombres, agradables jóvenes y simpáticos.
Ya de noche y después de la cena se impone tomar un mojito en compañía con los franceses. Ella habla un español muy bueno, con acento francés de película. Su marido y amigo lo entienden un poco por encima. Hablamos del petit Napoleón ( y me pregunta de que está pasando en España.
Llevan más de un mes en América, desde tierra del fuego. Me comenta entre sorprendida y extrañada “la gente no os tiene manía y os precian” (a los españoles). Comento que la historia debe estar bastante mal contada, que es difícil pensar que Pizarro y diez y siete más tiran abajo un imperio de once millones. Ni supermán lo tenía tan fácil en Metrópoli y eso que volaba. Se ríe, y dice que tal vez. Ellos permanecen un día más. Yo vuelvo a las cinco de la mañana a Santa Cruz donde me espera Sara. Salimos para Guayaquil. Esto se acaba, pasado mañana en España.
Viaje de vuelta a Santa Cruz otra vez dos horas golpeando al mar y planeando, la biodramina fiel compañera cumple su cometido, nada más llegar desayuno y salida hacia el aeropuerto, trasiego de turistas en la terminal para coger el barco, el taxista decide acompañarnos hasta el aeropuerto, nos viene bien con el nos ahorramos el pasaje. Otra vez espera a los autobuses que nos lleven al terminal del aeropuerto, despedida al taxista con generosa propina incluida, aeropuerto, avión, vuelta a Guayaquil. Mismo hotel.
Enhorabuena Alfonso, tu diario es difícilmente superable, de todas maneras lo intentaré en el próximo viaje...
ResponderEliminarVayan a las Isla Santa Fe.
ResponderEliminarLlamada así en honor a las Capitulaciones de Santa Fe, firmadas el 17 de abril de 1492, en las que se otorgó a Cristóbal Colón los títulos de Almirante Mayor de la Mar Océano, Virrey y Gobernador General de las tierras que descubriera, el derecho de terna en los nombramientos de regidores, el décimo o 10% de todas las mercancías que se negociaran en las Indias.
Fuente: trips to the galapagos islands